

El crecimiento acelerado de la ciudad y la falta de hábitats para plantas y animales,
han provocado que cada vez sea más difícil observarlos y reconocerlos.
A pesar de ello, todavía hay testigos de la asombrosa biodiversidad que caracterizaba a nuestras ciudades. Nuestros tatarabuelos, abuelos, padres y hermanos mayores nos han contado de un sin número de especies que se veían con facilidad, y que hoy en día son casi imperceptibles.
Por eso, queremos invitarte a contarnos tu historia, o la de tu familia, relacionada con la biodiversidad urbana.
Por ejemplo: “Mi nombre es ....


Rana Jambato
El Inca, 1994.
Mi nombre es Daysi, cuando era niña solía ver muchas ranas saltar, y en noches frías croaban, anunciando la lluvia. Vi tantas ranitas negras que me asustaban. Después de 26 años han desaparecido y hoy no las he vuelvo a ver. Ahora se que esa ranita se llamaba "Jambato".


Mi nombre es Francisco, cuando era pequeño siempre que iba a fundeportes, ahí escuchaba a las ranas croar, a parte de veía mucha más diversidad de animales como alacranes, caballos de diablo. En las madrugadas solíamos salir con mis primos a mirar si salian esos curiosos animales.


Geranio.
Solanda, 2000
Hola, soy Andrea. Desde muy pequeña, siempre he temido a las arañas, y cuando era niña recuerdo que mi mamá tenía muchos geranios. En cierta ocasión, vi una enorme araña roja en una de estas plantas, por lo que me asusté mucho, corrí y corrí, lo primero que pensé es en aplastarla, pero mi mamá me dijo que no debía temerlas, ya que ellas se comen los mosquitos que hay en la casa...
Rana marsupial.
Fundeporte, 2000.


Soy Jessica Guaman. Cuando era niña, solía ir al bosque que se encontraba junto a mi casa, había muchos colibríes y corta pelos, cuando los veíamos, corríamos para ganarles y que no nos corten el cabello ya que mi abuelito decía que ellos nos iban a dejar sin cabello.


Aves.
San Blas, 2000.
Mi nombre es Gaby.
Recuerdo ver muchos pajaritos volando libremente en fila y me recordó bastante ese sentimiento de trabajo en equipo es hermoso ver volar a las aves en grupo y la libertad.


Mi nombre es Magdalena Simbaña.
En nuestro barrio teníamos cochas de agua, en las cuales nos gustaba jugar con los Pingulos o renacuajos. También había muchas ranas color café otras verdes dependiendo del lugar donde se encontraban.
Libélula.
Cumbayá, 2005.
Pingulos.
San Isidro, 1976.


Mi nombre es Lizeth, crecí en una finca, desde niña amé las aves, pero había una que recuerdo un día me sorprendió, porque no se movía nada, y si no hubiera sido por sus grandes ojos amarillos, ni la hubiera visto, desde entonces le llamamos “Pájaro estatua” porque siempre estaba en el mismo lugar. Ahora se que esa ave era un Nictibio Urutaú, con un canto suuuuper especial.
Actualmente hay menos bosques y aves en mi comunidad.


Me llamo Jorge Bedoya. Cuando tenía 10 años vi un pato silvestre en el estacionamiento al lado de mi casa. Me sorprendió mucho ver esta ave en plena ciudad. Luego de varios años aprendí que era una especie migratoria de Norteamérica y que antes Quito tenía grandes lagunas.


Hola soy Adita Saltos, mi niñez tengo hermosos recuerdos porque yo viví en el campo un pueblito hermoso El corazón cantón Pangua provincia del Cotopaxi mi lugar de nacimiento el recinto Pucará había flores silvestres hermosas, pájaros que nunca los pude ver en ningún otro lugar pero desgraciadamente ya no hay. Luego de unos 40 años regresé a mi tierra y todo se ha transformado, han talado los árboles para hacer potreros y otros cultivos. Me dio nostalgia y solo puedo recordar mi infancia feliz de todo lo que pude vivir y ver hace 60 años atrás.